El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, también significa la vuelta de los reflectores hacia su familia, particularmente sobre la otra vez primera dama Melania Trump, quién desde el primer día de mandato en el segundo periodo de su esposo ha robado cámara por su elegante y conservador atuendo.
Para el día de la investidura del ahora presidente de Estados Unidos, la exmodelo eligió un atuendo conformado por un vestido abrigo abotonado con cuello de chaqueta, solapas de pico en azul oscuro, del diseñador Adam Lippes, que combinó con una camisa blanca que se dejaba entrever por el cuello. Lo remató con unos guantes negros de cuero y un sombrero de ala ancha del mismo tono que el vestido y con un ribete blanco.
Y es precisamente el sombrero de Melania Trump ha dado de qué hablar durante la ceremonia de investidura de Donald Trump como presidente de Estados Unidos, que tuvo lugar este lunes dentro del Capitolio, debido a que fue lo que evitó que el republicano besara a su esposa.
El sombrero de color negro con una banda blanca pegada al ala, que es obra del diseñador Eric Javits, cubría los ojos y casi la mitad del rostro de Melania, y fue lo más comentado a nivel estilístico en un día de enero en que predominaba la ropa sobria y las cabezas descubiertas.
La nuevamente primera dama se había posicionado junto a su hijo Barron, de lejos el más alto de todos los invitados, y no hizo el menor esfuerzo por recolocarse el sombrero para que se le pudieran ver los ojos.
Cuando su esposo entró en la sala en medio de una gran ovación, Trump se acercó en primer lugar a su esposa para besarla en la mejilla, pero se topó con el ala dura del sombrero.
Melania, impertérrita, no se inmutó y el beso de Trump se quedó en el aire, sin llegar a destino, provocando un momento incómodo, que se hizo viral en cuestión de segundos, pasando a la historia como el “no beso”.