Culiacán, Sinaloa.- Ante el escenario de incertidumbre que se vive entre los agricultores de Sinaloa con respecto a los precios en la comercialización de maíz, el diputado local Feliciano Castro Meléndrez señaló que, ante cualquier problemática social, se debe siempre apostar por el diálogo.
El presidente de la Junta de Coordinación Política en el Congreso del Estado abordó respecto a la audiencia del dirigente campesino, Baltazar Valdez Armentia ante la Fiscalía General de la República, indicó que cada controversia de naturaleza jurídica debe ser respondida en ese ámbito, aunque no descartó que estos escenarios puedan ser utilizados por fuerzas políticas en el marco del actual proceso electoral.
“Está instrumentalizado electoralmente la problemática del campo, de eso no tengo ninguna duda. Ello no significa que el problema del campo no exista. Por su puesto que tenemos un campo socavado por la presencia y el control que tienen los grandes agronegocios de la agricultura, que controlan la agricultura, que se llevan la rentabilidad de nuestro campo vía costos de producción y eso genera falta de ingresos, falta de rentabilidad para los productores”, dijo.
Precisó que sería este modelo dictaminado por el libre mercado y las grandes corporaciones, el que niega el propio bienestar social de los trabajadores del campo, por lo que sería necesaria la atención a esta coyuntura y cuyos primeros pasos se habrían dado con el actual modelo de comercialización de maíz.
Este precio, valuado en 5 mil 457 pesos, lograría que los productores no cuenten con perdidas monetarias al terminar de vender sus productos y no propiciar una rentabilidad menor.
“El propio gobernador nos informaba como la propia empresa MASECA de manera directa va agregar algún beneficio a los productores mediante el precio que habrán de pagar. Este tema se está atendiendo. Negar que se está atendiendo en la lógica electoral es agraviar a los propios agricultores y agraviar a Sinaloa”, declaró.
Castro Meléndrez concluyó en que se debe comenzar a percibir al campo desde una perspectiva histórica, se requiere un nuevo modelo de desarrollo rural dónde sea el propio Estado el que tome rectoría de este, con el fin de garantizar una soberanía en la producción de sus alimentos.