Culiacán, Sinaloa | Durante la Misa Crismal celebrada este martes en la Catedral Basílica de Nuestra Señora del Rosario, el Obispo de la Diócesis de Culiacán, Monseñor Jesús José Herrera Quiñónez, expresó su gratitud hacia las autoridades y la sociedad por su apoyo luego de la localización con vida del sacerdote Jesús Yovani Gómez Cruz, luego de haber estado desaparecido varias horas.
El padre Yovani, visto por última vez en El Tamarindo, fue retenido contra su voluntad por personas desconocidas y liberado posteriormente, sano y salvo. El Obispo confirmó: “Le damos gracias a Dios por haberlo regresado con bien, al padre Yovani. Ayer pude hablar por teléfono con él, no lo lastimaron y está esperando en donde lo dejaron para que la Fiscalía del Estado lo recoja y lo traiga de nuevo a su familia, familia de sangre y familia sacerdotal”.
Asimismo, Herrera manifestó alegría por la recuperación del sacerdote, agradeciendo especialmente a la Fiscalía General del Estado, la Secretaría de Gobernación y la Conferencia del Episcopado Mexicano por su colaboración inmediata. También reconoció el apoyo de la ciudadanía y sus oraciones: “Agradezco de una manera muy especial a todas las personas que con su oración y preocupación estuvieron unidas pidiendo por la vida, persona e integridad física del padre Yovani”.
Luego de dar gracias a Dios por el regreso de del sacerdote, el Señor Obispo Herrera Quiñónez prosiguió con el desarrollo del acto significativo litúrgico que se conmemora durante la Semana Santa.
Y es que la Misa Crismal tiene como propósito principal reforzar la unidad de la Iglesia y consagrar los óleos sagrados que se utilizarán durante el año en los sacramentos.
Durante esta ceremonia, el obispo, junto con los sacerdotes de la diócesis, realizan dos actos clave: la Consagración de los óleos sagrados, es decir, se bendicen el óleo de los enfermos, el óleo de los catecúmenos y el Santo Crisma, que se emplean en sacramentos como el Bautismo, la Confirmación y la Unción de los Enfermos.
Y la Renovación de las promesas sacerdotales, pues los clérigos renuevan los compromisos asumidos en su ordenación, reafirmando su servicio a la comunidad y su comunión con el obispo.
Esta celebración simboliza la unidad entre el clero y los fieles, y destaca la misión de todos los bautizados como portadores de la gracia de Cristo. Es un momento de comunión y renovación espiritual para toda la diócesis.