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Menopausia prematura, una condición invisibilizada por la medicina

En México, alrededor de medio millón de mujeres vive con menopausia prematura. Sin embargo, la falta de consenso médico sobre cuál es la mejor manera de tratarla deja a las personas menstruantes sin un tratamiento adecuado 

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Viridiana es cantante y productora. Tiene 29 años. Hace seis meses le diagnosticaron menopausia prematura.

 

La menopausia se identifica después de transcurridos doce meses de amenorrea, es decir, ausencia de menstruación. Según cifras de la Secretaría de Salud, en mujeres mexicanas la menopausia ocurre, en promedio, entre los 45 y 49 años, y solo el uno por ciento de mujeres menores de 40 años tiene menopausia prematura o temprana.

 

Con base en datos del Censo de Población y Vivienda 2020, en el país alrededor de medio millón de mujeres están atravesando este proceso, sin mencionar a otras personas menstruantes.

 

Sueño, náuseas, bochornos, vómito, irritabilidad, cambios de temperamento y falta de concentración han sido los síntomas más frecuentes que ha tenido Viridiana en este proceso.

 

“De hecho, si no me llego a tomar la medicina la paso fatal. No me levanto de la cama, no hago nada, nada tiene sentido. Entonces yo creo que me afectó muy cañón en mi vida personal y profesional porque también tengo que estar en reposo y no puedo trabajar.

También me afectó en lo físico. Subes un poco de peso, te salen granitos en la cara y yo soy de trabajar con mi imagen. Hago videos, fotos. Me dedico a cantar.

Es tener imagen y sí me ha afectado mucho. Como en el trabajo, los compañeros o así, como que te comentan de ‘Ay, pues es que eso es cosa de viejas. Estar así como en menopausia es andar de chillona”.

 

¿Cuál es el diagnóstico médico?

 

Guillermo Ortiz, jefe de la Clínica de Climaterio del Instituto Nacional de Perinatología, explica que la menopausia prematura, médicamente conocida como falla ovárica primaria, tiene diversas causas: genética, endometriosis o incidentes obstétricos, como una hemorragia o infección en el útero, por mencionar algunas.

 

La ginecóloga de Viridiana le dijo que tener menopausia a su edad era por “mala suerte” y le prescribió tratamiento farmacológico hormonal que le ha ayudado a sentirse más relajada. Pero, también la ha afectado económicamente, pues representa un gasto de alrededor de tres mil pesos mensuales.

 

Además, le gustaría conocer alternativas al tratamiento hormonal, ya que el medicamento se le hace muy “fuerte” y se le comenzaron a formar cálculos biliares.

 

“Me salió el lodo biliar y me pudieron salir piedritas, ya se me estaban formando las piedritas en la vesícula. Eso me dijo el doctor, que las bolitas salen probablemente por mi medicamento hormonal. Sí quiero una segunda opinión o a ver si me pueden mandar medicamento que no esté tan fuerte.

Esto me saca granitos, me sube de peso y, la verdad, es como tomarlo antes de dormir porque te pone mal. A mí me ha pasado que como que te sientes borracha. Te mareas mucho. Sí siento que está fuerte. Por eso la doctora me lo mandó antes de dormir. Sí quería una segunda opinión para saber si hay otro tipo de tratamiento”.

 

La Norma Oficial Mexicana NOM-035-SSA2-2012, “Para la prevención y control de enfermedades en la perimenopausia y postmenopausia de la mujer”, establece que se debe apoyar a las mujeres en su decisión consciente, voluntaria e informada de someterse o no a algún tratamiento para vivir este proceso, haciendo énfasis en sus riesgos y beneficios, con base en sus características individuales.

 

Sin consenso médico 

 

En realidad, no hay consenso médico para prescribir un tratamiento hormonal para mujeres con menopausia prematura. Guillermo Ortiz asegura que aquellas que presentan síntomas menores pueden recurrir a antioxidantes o fitofármacos. Es decir, medicamentos cuyo ingrediente activo contiene el extracto de una planta.

 

“Una de las doctoras más reconocidas mundialmente, muy controvertida, australiana, que se llama Susan Davis. Ella es promotora de la testosterona como hormona, que le encanta dársela a las mujeres. Hay otra mujer brillante, también australiana, que es Valery Verá.

Ella, por ejemplo, tiene los estudios más grandes a nivel mundial sobre el riesgo de cáncer de mama y dice que la gente que toma hormonas tiene riesgo más aumentado que una mujer que toma hormonas. Entonces ella es una mujer antihormonas.

El 70 por ciento de las mujeres pueden no tener muchos síntomas y estar sanas, tener muy buen estilo de vida; formas de relajarse con el ejercicio. Pueden tomar antioxidantes, pueden estar tomando fitofármacos. Hay muchas alternativas. El chiste es qué tantos síntomas tienes, cómo estás tú”.

 

Elizabeth tenía 33 años cuando le diagnosticaron menopausia prematura y decidió no tomar ningún tratamiento hormonal: la médica que la atendió le dijo que podía causarle cáncer de mama y se lo recomendó solo en caso de que sus síntomas fueran más intensos. Tener menopausia prematura tuvo un gran impacto en su vida personal.

 

“Yo lo veía como algo malo, como algo que estaba fallando en mí, como algo que fallé como mujer. Me culpaba por algo que mi organismo estaba pasando. No sé si este sentimiento tuviera raíz en mi estado de ánimo. Sí afectó al principio en mi matrimonio porque ambos no entendíamos cómo se llevaba o cómo eran los efectos de esa menopausia prematura.

Las personas con las que te rodeas, que son más o menos de tu edad, no te llegan a comprender porque aún no están viviendo esa experiencia… Es incómodo”.

 

Los estigmas de la menstruación

 

Brenda Gómez, doctora en Psicología y profesora investigadora de la FES Zaragoza UNAM, afirma que el estigma asociado a este proceso comienza desde el inicio de la menstruación.

 

“Me parece que hay una falta de educación menstrual en la sociedad en general para erradicar esta problemática de que se le estigmatice o que las niñas y mujeres miremos con vergüenza o con culpa el inicio de nuestra vida menstrual. Nos la enseñan ligada a la reproducción”.

 

Según la Primera Encuesta Nacional de Gestión Menstrual en México —del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), la empresa Essity y la colectiva Menstruación Digna México— el 69 por ciento de adolescentes, mujeres y personas menstruantes tiene poca o nula información cuando tuvieron su primera menstruación.

 

“Cuando llega este proceso evolutivo en donde las mujeres, por cuestiones biológicas, ya no continúan con la menstruación la lectura es: no puedes ser madre, tu condición de mujer se va a ver estigmatizada en esta sociedad que liga a las mujeres con la maternidad”.

 

El impacto a la salud de las mujeres

 

Mónica Amilpas, especialista del Centro de Investigaciones y Estudios de Género de la UNAM, añade que la menopausia indica, bajo esta lógica, una fecha de caducidad para los cuerpos de las mujeres.

 

“Hablar de menopausia es hablar de que dejamos de ser o de tener la posibilidad de ser estas mujeres plenas porque, culturalmente, se ve que ya no somos mujeres fértiles. Ya estamos en obsolescencia.

Está muy relacionado con esta perspectiva de que la belleza física, joven, que es la que se venera, se va quedando de lado. Imagínate las mujeres que tienen estos procesos muchísimo antes. Es una situación de muchísimo agobio y que nos lleva a vivir este proceso en soledad o que nos llega a confundir o confunde estos síntomas con otros padecimientos”.

 

De acuerdo con Amilpas, estos sesgos impactan en los sistemas de salud, así como al acceso a derechos sexuales y reproductivos.

 

“Médicamente quizás es algo que se descarta a primera instancia y a lo mejor le pueden decir que es un tema de la tiroides o traes resistencia a la insulina, porque es imposible pensar que una mujer joven esté ‘obsoleta’.

Así como tenemos el derecho a decidir sobre si queremos estar o no embarazadas, pues también tenemos el derecho a vivir todos nuestros procesos, que son procesos naturales, con la mayor dignidad, con este acceso, servicios ginecológicos, incluso servicios psicológicos y psiquiátricos que pueden ser tan necesarios en este proceso.

Entendemos salud reproductiva como justo eso, para la reproducción. No la vemos como la salud sexual, para el disfrute, para el gozo, para que siga disfrutando su vida sexual plena”.

 

A sus 51 años, Elizabeth ve su experiencia de manera diferente:

 

“Sí fue un proceso largo y un poquito difícil, pero el apoyarme de algunos medios de información o de mi amiga, que era quien me orientaba porque no había tanta información como ahora… Al final comprendí, entendí y acepté que no era mi responsabilidad.

Lo que yo podría decirle a las mujeres jóvenes que están atravesando por un proceso de menopausia prematura es que se informen, que antes de sentirse culpables o responsables, informarse sobre lo que está pasando en el organismo para que se entienda que son cosas que no están al cien por ciento en nuestras manos, pero se puede tener un control para sentirse mejor”.

 

Información: IMER

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