Después de meses de guerra y una crisis humanitaria sin precedentes, Israel y Hamás dieron un paso clave al aprobar la primera fase del plan impulsado por Estados Unidos para detener los combates en la Franja de Gaza.
El acuerdo, negociado con la mediación de Egipto, Qatar y Turquía, establece una pausa en las operaciones militares, el intercambio de rehenes y prisioneros, y la entrada inmediata de ayuda humanitaria.
Aunque se presenta como un avance histórico, su aplicación dependerá del cumplimiento de plazos estrictos y de la cooperación efectiva entre las partes.
Intercambio de rehenes y prisioneros
El eje principal del acuerdo es el canje humanitario.
Hamás se comprometió a liberar a 48 rehenes israelíes, entre ellos alrededor de 20 con vida, y a entregar los cuerpos de quienes fallecieron durante el conflicto.
A cambio, Israel liberará más de mil prisioneros palestinos, incluidos varios condenados a cadena perpetua y centenares de detenidos tras los ataques de 2023.
Este intercambio debe realizarse en un plazo máximo de 72 horas después de que entre en vigor el alto al fuego.
Alto al fuego temporal y retirada parcial
La tregua tendrá efecto 24 horas después de su ratificación por el gabinete israelí.
Durante ese periodo, las operaciones militares quedarán suspendidas para permitir el movimiento de rehenes, la entrega de prisioneros y la llegada de ayuda internacional.
El acuerdo también contempla una retirada parcial del ejército israelí, que reducirá su presencia en zonas densamente pobladas de Gaza.
Aunque no se trata de una desocupación total, se considera una medida clave para facilitar el retorno de miles de desplazados.
Entrada de ayuda humanitaria
Otro de los puntos centrales es el ingreso masivo de asistencia humanitaria.
Durante los primeros días del alto al fuego se permitirá el paso de al menos 400 camiones diarios con alimentos, medicinas, combustible y agua potable.
La distribución estará a cargo de agencias de Naciones Unidas y organizaciones internacionales, con el objetivo de atender a la población civil tras casi un año de bombardeos continuos.
Supervisión internacional
El acuerdo será monitoreado por Qatar, Egipto y Turquía, con respaldo político de Estados Unidos.
Esta primera fase servirá como base para una segunda etapa, enfocada en la reconstrucción de Gaza, el retorno de desplazados y la discusión sobre la administración civil del enclave palestino.
Expertos en relaciones internacionales señalan que este será el punto más complejo del proceso, pues implica decisiones sobre seguridad, financiamiento y control político en la región.
Retos y posibles obstáculos
Aunque el anuncio ha sido recibido con esperanza, la implementación del acuerdo enfrenta varios desafíos:
- No existe un mecanismo vinculante para sancionar a quien incumpla los términos.
- Las líneas de repliegue militar aún no están completamente definidas.
- Sectores políticos en Israel y Gaza mantienen posturas radicales que podrían obstaculizar el proceso.
- La reconstrucción y el futuro gobierno civil de Gaza siguen sin calendario definido.
Aun así, la comunidad internacional ve este paso como el primer intento real de desescalar el conflicto desde octubre de 2023.
Con información de IMER