Un equipo científico ha examinado los cambios que durante 38 años se han producido en los glaciares del Parque nacional de los fiordos de Kenai, en Alaska, y ha concluido que 13 de los 19 glaciares muestran un retroceso sustancial, cuatro están relativamente estables y dos han avanzado.
Los resultados de la investigación se publican en The Journal of Glaciology y está liderada por la Universidad de Washington y el servicio de parques nacionales de Estados Unidos; sus autores aseguran que en Alaska gran parte del retroceso de los glaciares está siendo impulsado por el cambio climático.
«A medida que los glaciares de todo el mundo retroceden debido al cambio climático», los gestores de los parques nacionales necesitan datos para prepararse para el futuro, señala una nota de la citada universidad.
«Estos glaciares son un gran atractivo para el turismo», apunta Taryn Black, de la Universidad de Washington: «Los gestores del parque disponían de alguna información procedente de imágenes de satélite, fotos aéreas y fotografías repetidas, pero querían una comprensión más completa de los cambios a lo largo del tiempo».
Los datos muestran que los glaciares que terminan en lago, entre los que se encuentran los populares glaciar del Oso y el Pedersen, son los que más rápido retroceden. Por ejemplo, el glaciar Bear retrocedió 5 kilómetros entre 1984 y 2021, y el Pedersen lo hizo 3,2 kilómetros durante ese período.
«En Alaska, gran parte del retroceso de los glaciares está siendo impulsado por el cambio climático», concluye Black, que explica que estos glaciares están a una altura muy baja, lo que posiblemente esté provocando que reciban más lluvia que nieve en invierno, además del calentamiento de las temperaturas, lo que coincide con otros estudios climáticos en esta región».
Un «hallazgo sorprendente» fue que el glaciar Holgate, que termina en el océano, ha avanzado en los últimos años; el nuevo análisis muestra que en general ha estado avanzando durante unos 5 años y parece pasar por ciclos regulares de avance y retroceso.
Los bordes de la mayoría de los otros glaciares de marea fueron relativamente estables durante el período de estudio. Los seis glaciares que terminan en tierra mostraron una respuesta intermedia, y la mayoría retrocedió, especialmente en los meses de verano, pero a un ritmo más lento que los glaciares que terminan en lagos.
El único otro glaciar que avanzó durante el período de estudio fue el glaciar Paguna, de terminación terrestre, que está cubierto de escombros de roca procedentes de un desprendimiento de tierra causado por el terremoto de 1964.
Estos restos aíslan la superficie del glaciar del deshielo.Para realizar los cálculos, se utilizaron 38 años de imágenes captadas por satélites en otoño y primavera para trazar los contornos de cada uno de los 19 glaciares, un total de unos 600 contornos.