BBC News Mundo.-
“Esta elección tiene un lenguaje muy polarizante, en parte porque es una elección entre dos opciones y para convencer debe destacar las diferencias de cada uno. Pero la sociedad chilena no es una sociedad polarizada y cuánto cale este lenguaje en un grupo importante de la sociedad será algo importante a evaluar después del plebiscito”.
Así se refiere Carmen Le Foulon, doctora en ciencia política y coordinadora de la encuesta CEP en Chile, al plebiscito constitucional que se realizará en el país el próximo 4 de septiembre.
En la consulta, los chilenos aprobarán o rechazarán la propuesta de carta magna que redactó por un año una Convención Constitucional electa con un 50% de mujeres, escaños indígenas y una mayoría independiente de los partidos tradicionales.
El texto propone cambios sustanciales al modelo político y económico que generó un prolongado período de crecimiento y estabilidad en el país sudamericano, así como marcadas inequidades en educación, salud o pensiones.
Si bien un 80% de los votantes aprobó cambiar la Constitución en 2020, dos años más tarde y a pocos días del plebiscito de salida, la mayoría de las encuestas en Chile presagia un triunfo del rechazo, mientras las señales políticas de los últimos días reflejan incertidumbre ante el resultado electoral.
Los partidos de la coalición de gobierno ya firmaron un acuerdo que precisa algunos aspectos del texto (como que seguirán existiendo clínicas, hospitales y centros médicos privados) y se comprometió a algunos cambios que impulsará si gana el apruebo (como eliminar la reelección presidencial consecutiva).
La oposición, en tanto, dio sus votos para facilitar reformar la Constitución de 1980 y, si ganara el rechazo, se comprometió a seguir el proceso constituyente, incorporando, por ejemplo, la definición de Chile como estado social y democrático de derecho.
Con la campaña en marcha, cada jornada después del mediodía y en la noche -entre teleseries, programas de concurso y noticieros- la televisión abierta transmite la franja obligatoria con los mensajes del apruebo y el rechazo.
“Lo que están buscando ambas opciones ahora no es convencer a sus ‘bases’, ya decididas, sino al grupo que aún está definiéndose. Ese es el grupo importante al que hay que apelar. Es un grupo al que puede que le falte información sobre el texto, pero además es un grupo que, en mayor medida, no ha participado activamente de la política”, describe Le Foulon.
Las dudas sobre la participación en el plebiscito hacen efectivamente más incierto el panorama: aunque el voto esta vez es obligatorio, en Chile el sufragio es voluntario desde 2012, y en su récord histórico llegó solo al 55%, en la última elección presidencial.
Cuántas personas llegarán a las urnas, o cómo votarán quienes participan por primera vez son algunas de las preguntas abiertas ante la elección.