Estas mazorcas son pieza central de la cultura mexicana. Hace 30 años, cuando se firmó el primer Tratado de Libre Comercio de América del Norte, Laura vio elevarse el costo de los fertilizantes. Esta pequeña productora de Ciudad de México ahora teme que una mayor importación de maíz estadounidense provoque otra disminución de las milpas, los cultivos tradicionales.
“Ahorita nosotros tenemos semilla porque nosotros recolectamos nuestra propia semilla. Nosotros abonamos con nuestros animales de traspatio, pero en el momento en que viene el maíz transgénico tú ya te vuelves dependiente de la semilla y entonces tienes que comprar la semilla y eso aumenta el costo de la producción”, explicó Laura.
Estados Unidos exporta a México el 40% de su maíz amarillo para ganado, que es geneticamente modificado. Tras perder en una disputa internacional en diciembre, el gobierno mexicano acató el fallo para levantar las restricciones a la importación de este tipo de granos.
Al mismo tiempo, la Cámara de Diputados de México aprobó una reforma constitucional que dicta que el cultivo del maíz en territorio nacional debe ser libre de modificaciones genéticas. Pero las organizaciones de pequeños agricultores señalan que las semillas transgénicas importadas podrían contaminar a las más de 59 variedades únicas de maíz nativo.
“Por cuestiones accidentales o siembra, digamos, con dolo, sabiendo que es maíz genéticamente modificado, digamos, la vía de la trazabilidad que podemos tener de cuando entra este maíz es que viene del maíz importado de Estados Unidos. Y es porque no viene con ningún tratamiento que evite que tenga el potencial de germinar”, dijo una especialista.
Por las sequías, México ha dejado de ser autosuficiente en maíz blanco, el que se usa para consumo directo en las tortillas. Por eso, expertos en mercados agrícolas como Juan Carlos Anaya proponen el uso de semillas híbridas para acrecentar la cosecha entre los pequeños y medianos productores. Ellos son el 80% de los productores, pero su maíz representa solo el 20% de la cosecha.
“El mercado, al México ser deficitario, el mercado ya está reconociendo un premio al maíz blanco en virtud de que no vamos a alcanzar la autosuficiencia de maíz blanco para nuestras tortillas. Ante la incapacidad de las políticas públicas que incentiven a que los productores modifiquen y utilicen productos de más innovación, mayor tecnología”, detalló Juan Carlos.
La adopción de estas nuevas tecnologías choca con la voluntad de preservar un alimento tradicional que es parte de la identidad mexicana.