Con seis años de mandato, México tiene uno de los períodos más largos en Latinoamérica para un Jefe de Gobierno electo. La idea de darle la palabra al electorado a medio camino para decidir si sigue o no en su cargo, parece entonces un avance democrático. Con ese argumento, el presidente Andrés Manuel López Obrador impulsó en 2019 una reforma constitucional, creando la figura del referéndum revocatorio.
Este domingo 10 de abril, por primera vez los mexicanos tendrán así la oportunidad de revocar el mandato a un presidente que ya cumplió medio sexenio.
Lo curioso es que ni la oposición ni la población muestran interés en destituirlo. El Presidente mismo y su partido gobernante, Morena, promueven la consulta, tratando de convertirla en un plebiscito de ratificación de su poder.
Es tanto el afán por movilizar a los electores, que incluso se ha violado la prohibición para funcionarios públicos de hacer campaña y así desafían a la autoridad electoral que ya emitió medidas cautelares de advertencia.
Para Ricardo Monreal, senador de Morena, el referéndum revocatorio es parte de la transformación de México en una auténtica democracia participativa con elementos de democracia directa, como destacó en el evento del Wilson Center.
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