El botín que cuatro ladrones robaron del Museo Louvre de París el último domingo consiste en piezas de la historia francesa y es de un valor inestimable: tiaras, broches y collares, incluyendo algunos de la época de Napoleón III. Todavía no se ha encontrado rastro alguno de las joyas robadas. El asalto al Louvre ha conmocionado, pero se suma a una larga lista de descarados robos de obras de arte.
Dresde 2019: El robo en la Bóveda Verde
El 25 de noviembre de 2019, dos hombres enmascarados irrumpieron en el Palacio Real de Dresde. Con un hacha, destrozaron las vitrinas de la Bóveda Verde y robaron 21 piezas de joyería que contenían alrededor de 4.300 diamantes y piedras de talla brillante, cuyo valor se estima en más de 116 millones de euros.
Detrás del asalto estaban miembros del clan Remmo, una gran familia de origen árabe de Berlín que ya había saltado al ojo público anteriormente por sus espectaculares robos. Parte del botín fue recuperado en 2022 tras las confesiones, pero muchas joyas siguen desaparecidas hasta la fecha.
El caso demuestra cómo las estructuras de los clanes han convertido el robo de arte en un negocio profesional: organizado, preciso y sin escrúpulos, a pesar de las dificultades para vender los bienes robados.

Berlín 2017: La “Hoja de Arce de Oro” del Museo Bode
Un incidente similar ocurrió en 2017: unos delincuentes, también miembros del clan Remmo, entraron por la ventana del Museo Bode de Berlín una noche de marzo y robaron la moneda de oro “Hoja de Arce” de 100 kilogramos. Su valor material en aquel momento: alrededor de 3,75 millones de euros; al precio actual del oro, sería de casi 12 millones de euros. Y eso era precisamente lo que buscaban los ladrones: convertir el oro en dinero. Por lo tanto, es probable que la moneda haya sido destruida y fundida hace tiempo.
París 2010: el “hombre araña” escala hasta Picasso
En 2010, Vjeran Tomic, conocido como “hombre araña” por sus habilidades como escalador, robó en el Musée d’Art Moderne de París. Su botín: cinco obras maestras de Picasso, Matisse, Modigliani, Braque y Léger, con un valor total de unos 100 millones de euros.
Tomic fue detenido, pero afirmó haber actuado por encargo de un coleccionista. Las pinturas siguen desaparecidas hasta la fecha, probablemente destruidas para eliminar pruebas.

Boston 1990: el mayor robo de arte de todos los tiempos
En marzo de 1990, dos hombres vestidos con uniformes de policía entraron en el Museo Isabella Stewart Gardner de Boston. Ataron a los guardias de seguridad y robaron 13 obras de arte, entre ellas pinturas de Vermeer, Rembrandt y Degas. El FBI estimó su valor en más de 500 millones de dólares estadounidenses.
Hasta la fecha, el caso sigue sin resolverse. Los investigadores sospechan que las obras circulan en los círculos de la mafia. El caso es legendario y ha sido objeto de numerosos documentales.
“El arte es difícil de vender, a diferencia de las piedras preciosas”
Tim Carpenter, director de la organización de preservación cultural Argus Cultural Property Consultants, dirigió durante mucho tiempo la unidad de delitos contra el arte del FBI. “Con las obras de arte tradicionales (pinturas, grabados o dibujos), el mayor desafío no es el robo en sí, sino su reventa. Estas obras son bien conocidas, están catalogadas y son difíciles de monetizar”.
La situación es diferente con los metales preciosos y las joyas, según Carpenter: “Se pueden fundir o desmontar, lo que supone una trágica pérdida para el patrimonio cultural. Lamentablemente, este tipo de objetos son cada vez más el objetivo de los ladrones en Europa, porque al fin y al cabo eso es lo que buscan los delincuentes: sacar provecho del arte”.
En el caso del Louvre, sin embargo, Carpenter no cree que el botín se haya destruido: “Estas piezas son demasiado importantes. Sospecho que los autores saben exactamente lo que tienen y las conservarán juntas como una colección. Son fácilmente identificables”.
Información: DW